lunes, 25 de octubre de 2010

Proyecto de Reconstrucción Nacional Argentina y Victoria Popular en contra del ALCA

Publicado en Realidad Internacional

La reelección de Cristina Fernández, el pasado domingo 23 de octubre, constituye una ratificación histórica de las luchas de los pueblos del Nuestra América, pues robustece el rol de Argentina como un actor que impulsa un nuevo equilibrio geopolítico en la región, desde el ascenso de Néstor Kirchner en 2003.

A partir de 1998, se acentúa en Argentina un proceso de recesión económica, producto de la aplicación de paquetes neoliberales consistentes en subordinación al FMI, elevado endeudamiento externo e implementación de programas internos, como el tristemente célebre “Corralito”, por parte de la “democracia” sucesora de las dictaduras argentinas.

Este escenario, tal como en varios países latinoamericanos, fue caldo de cultivo de significativas protestas populares frente la aplicación de ese conjunto de medidas impuestas desde el FMI, generando la renuncia de seis presidentes consecutivos y la convocatoria a elecciones en 2003, en las que resulta electo Néstor Kirchner, con el compromiso de impulsar una “Argentina unida, seria y más justa”.

El Proyecto de transformación impulsado por ambos, adquirió la connotación de proyecto de reconstrucción nacional, como alternativa real al  neoliberalismo imperante. Dicho proyecto contaba con objetivos, tales como:

1.Soberanía sobre los recursos y finanzas nacionales, en posición crítica ante el problema de la deuda externa y la abusiva política de pagos impuesta por el FMI, reivindicando el papel del Estado como conductor de políticas de crecimiento económico y distribución social de la renta.

2.La política antiimperialista alrededor del reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y el fin del colonialismo inglés en nuestro continente.

3.La Unidad Latinoamericana como eje de Política Exterior: Desde la Cumbre de Mar del Plata, en 2005, en la que las acciones de presidentes como Kirchner y Chávez enterraron al ALCA, frente a las pretensiones norteamericanas.

Hoy día, ese es el contexto regional en el cual se consolida la unión latinoamericana, se fortalece el Mercosur, se continúa la construcción de Unasur, y se convoca a la Comunidad de Estados de Latinoamérica y El Caribe (CELAC), como continuación del proyecto fundamental de Bolívar y San Martín.

Asimismo, es importante resaltar que este fin de semana se cumplen seis años de la derrota al ALCA en Mar del Plata (04 y 05 de noviembre de 2006); motivo por el cual diversas organizaciones de la base social y política del kirchnerismo convocan al “Encuentro continental en celebración del 6to Aniversario de la derrota del ALCA” para rememorar un logro trascendental a favor de los pueblos del sur y demostración concreta de que en Latinoamérica y el Caribe “un mundo mejor es posible”, ratificando el rol protagónico de Argentina para las luchas emancipadoras y la integración regional, en la última década

viernes, 1 de octubre de 2010

Nicaragua: Perspectiva Electorales y Lazos Historicos

Autores:  Alexander Suárez / Santos López



Con las elecciones generales del próximo domingo 6 de noviembre, el pueblo nicaragüense se enfrenta una vez más al reto de consolidar su camino  revolucionario, junto al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), o retroceder hacia un proyecto conservador de subordinación y tutelaje ante la potencia del norte. Así, esta elección general representa uno de los episodios más importantes para Nicaragua, desde el triunfo de la revolución sandinista en julio de 1979.


El contexto político planteado en estos comicios generales encuentra a una derecha desgastada, con elevados niveles de división y envuelta en profundas pugnas personales, altamente mediatizada y apartada de la realidad nacional. Del otro lado, es notable la presencia de un pueblo organizado y consciente de su papel en la conquistas de nuevas victorias populares, de la mano del FSLN.


Durante esta segunda etapa de la revolución sandinista, el gobierno del Poder Ciudadano, dirigido por el Comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, ha puesto en marcha un completo programa social dirigido a la restitución de derechos de la población, incrementando los niveles de acceso a los servicios públicos, elevando la capacidad productiva nacional y empoderando al pueblo de la conciencia política necesaria para la transformación del modelo de explotación capitalista.


Con una intención de voto del 59,6%, el Comandante Ortega aparece como el virtual ganador en las elecciones. Según la más reciente encuesta de la Consultora “Siglo Nuevo”, el mandatario aventaja en 44,6 puntos porcentuales a su más cercano contrincante, Fabio Gadea, de la coalición encabezada por el Partido Liberal Independiente.


En este contexto, es importante referir que la relación entre los pueblos de Nicaragua y Venezuela antecede, incluso, el nacimiento de ambos Estados nacionales. La constante en este relacionamiento ha sido la cooperación y ayuda mutua, destinada a incrementar los niveles de independencia y satisfacción social de los mismos.


De esta forma, una historia de cooperación entre etnias precolombinas, así como dinámicos intercambios entre ejércitos independentistas y movimientos armados, dan fe de una historia común de ambos pueblos hermanos.


Bajo la premisa unionista bolivariana, el mismo 11 de enero del 2007, fecha en que asume la presidencia Daniel Ortega, Nicaragua decide adherirse a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), convirtiéndose así en el cuarto país con membrecía plena.


Caracas y Managua, de esta forma, dan ejemplo de la nueva integración que se levanta en la región, regida bajo los principios de complementariedad, autodeterminación, independencia y respeto mutuo. Una integración que, cada vez más, busca romper las cadenas que nos han atado al complejo esquema de la dependencia capitalista y que permitan garantizar la mayor suma de felicidad posible para nuestros pueblos.


Es así, como el pueblo nicaragüense sigue escribiendo su historia propia y la de los pueblos de Nuestra América, ante una decisión trascendental que deberá tomar el domingo 6 de noviembre por la vía electoral, sobre el rumbo que recorrerá por los próximos cinco años.